Alone again?

Me estremecí al sentir el tacto de Elissa en mi nuca, abrí los ojos sin dejar
de besarla, estaba disfrutandolo de verdad, la volví a abrazar con fuerza
apegandola a mi, quería sentir sus latidos mientras le entragaba mi amor en
un beso. Ella era la chica perfecta para mi, no me importa si es incesto, pero
yo la amo y me quedare con ella, nadie me detendra, Alisa sabía imis sentimientos
hacía Elissa y siempre me apoyo, su aprobación es la unica que necesito.
Subí mis manos para acariciar su cabello.

Sentí las manos de Franco en mi cabello que se encontraba suelto,
mi corazón latía a mil por hora, la sangre fluía rápidamente por mis venas,
podía sentir el calor que emanaba de mi cuerpo, chocando contra el frío
pecho de Franco, y esa, a pesar de que detestaba el frío, era una de las cosas
que más me gustaba de él, el frío de su cuerpo era lo que más me gustaba.

Tire un poco de su cabello, incitándolo, haciéndole ver que necesitaba más,
mucho más.

Tiro de mi cabello, imagino que le molesta, o al contrarió quiere mas,
debo pensar en que me combiene mas a mi.
La tome en brazos separandome de sus labios.

-Puedo leer tus intenciones Elissa!
Sonreí de lado y la deje en un sofa que había en la torre subiendome sobre ella
sin dejar que mi peso caíga, la tome del menton.

-Ahora todo sera mas facil...
La volví a besar con pasión, esta vez me dedique a explorar su cuerpo con mis manos
que suave era su piel, la mas suave de este mundo.

Sentí sus manos recorrerme una y otra vez, llevándome a al cielo con
cada toque. Sus manos, suaves y heladas pasaron por mis descubiertas
piernas haciéndome gritar ante el frío tacto.

Los gemidos no tardaron en querer comenzar a salir cuando subió un poco más
su mano, pero debía controlarme, no quería que se tomara una mala imagen de mí, si
es que ya no la tenía.

Introduje mis manos bajo la camisa que traía, tocando su pecho, frío, duro y perfecto,
él iba a matarme con cada toque que me estaba dando, yo iba a morir de placer...

El cuerpo perfecto de mi hermana, cuanto tiempo llevo deseandolo y ahora es
completamente mio. Acaricie sus piernas y me puse a lamer su cuello.

-Me encantas...
Le mordí el cuello dejando salir su sangre, mientras la lamía.

-Me enloqueces...
Volví mis toques mas bestiales, la quería para mi, no tarde en subir su falda y acariciar todo
lo que se ocultaba bajo ella, Elissa me vuelve loco y ahora esta lograndolo mas que nunca.
Voy a hacerla mia, aunque muera en el intento.

Cada toque, cada palabra, cada respiración que él
daba me hacía enloquecer, me hacía vibrar, y me producía
deseo, quería más, lo quería todo.
Mordió mi cuello y lo lamió, provocandome, llevándome
al extremo, metiéndose en un terreno desconocido para ambos.
Al subir mi falda, mis mejillas se volvieron de un rojo intenso
y aún más cuando acaricio mis muslos fue aún peor.

-Fran...Franco... por favor..

Al oírla sabía que debía detenerme, quizás no era el momento apropiado para ambos
pero tendría que dejar toda esta pasión acumulada para otro momento.
La mire a los ojos y deje de tocarla, sin dejar de lamer su sangre.

-La próxima vez no me podrás detener Elissa, tendrás que estar preparada.
Sonreí de lado, el verla sonrojarse mas me gustaba mucho, no hay mejillas mas
hermosas que las de Elissa, cuando se sonroja.

Había entendido más, lo había entendido muy mal, no quería que
párese, quería que siguiera, que continuara, ya no podía esperar más.
Me acerque a él, retirando mi cuello de su boca, enganchando mis brazos
con su cuello, acercándolo a mí.
Era precipitado, lo sabía, pero simplemente ya no podía aguardar
a sentirlo.

-No quería que pararas de ninguna manera Franco- susurre contra su oído.

Acerque nuestros rostros y junte presurosamente nuestros labios, con deseo,
necesidad y pasión.

Elissa nunca dejara de sorprenderme y claro esta vez entendí mal sus
intenciones, pero aun me reinaba el miedo a dañarla, mi madre sufrio mucho
con las cosas que hacía mi padre con ella, no quiero que le pase lo mismo a
Elissa conmigo.
La abrace con fuerza, mientras jugaba con su lengua, Elissa simplemente me encantaba
y por ella haría lo que fuera, pero no puedo dañarla, no ahora, la segui besando con pasión.
Mientras acariciaba su espalda.

El calor de mi cuerpo no podía parar, ya no podía detenerme.
Una vez que esta personalidad salía de su encierro no había
nada que pudiera pararla.
Mordí ligeramente la lengua de Franco, degustando su exótico
sabor, que me atraía mucho más que el chocolate.
Lo amaba, lo amaba y mucho, era casi parte de mi cuerpo,
y cuando algo le preocupaba podía sentirlo. Me detuve y lo mire
seriamente a los ojos. Quería... no, necesitaba saber que le pasaba.

-¿Qué sucede Franco? Y no me vengas con que nada porque sé que pasa algo