Una buena forma de Satisfacerse

Por que siempre me aburro de lo mismo, esta castillo me tiene cansado
todo el tiempo hay que vivir bajo las reglas de esas chicas, Alisa se volvió muy
acogedora con todo, pero a mi no me agradaba mucho su forma loca de ser
las mujeres fáciles nunca han sido de mi total agrado, pero es inevitable caer
ante ellas, fui al comedor a buscar algo para beber, como siempre tome la
botella de vino tinto, ese dulce y a la vez amargo sabor llenaba mi cuerpo de
pasión, una pasión sana, si sana se puede llamar.

-Lejos uno de los mayores placeres. -Dije mirando la copa que tenía en mis manos,
muchas veces desee tener unos momentos de tranquilidad, pero siempre mis
instintos arruinaban aquellos deseos que quizás eran "buenos".

Miré por la ventana aburrida, Scott hacia unas horas había salido para alimentarse y ya se tardaba, quería algo dulce así que me fui al comedor, me tope con Franco que ni siquiera mi dirigió la mirada, bueno, lo comprendo, no importa, después de todo no puedo caerle bien a todos, entre por la parte de la cocina donde una de las cocineras me dio una enorme barra de chocolate solo para mi, la abraza agradeciéndole y salí caminando por el comedor, cuando vi a un chico sentando y con una copa de vino en la mano, por lo visto es un demonio, papá siempre me dijo que me alejará de ellos.

-Hola...- Le sonreí acercándome, realmente es lindo, sus ojos son azules son realmente bellos.

Por que?, por que si existe dios me trae tentaciones tan grandes?
Como me podía llegar tan rápido una belleza tan grande, era afrodita o quizás venus
No ninguna de esas se podría parecer a esta chica, era un ángel de seguro, aunque
en este castillo uno se encuentra con cada cosa que la verdad era muy difícil asegurarse de
que es lo que ella podría ser.

-Hola... -Respondí mirandola de pies a cabezas, era la persona más bella y yo si que eh
visto mujeres bellas. Tome otro sorbo de vino y volví mi mirada a ella.
-Quieres un poco? -Sonreí esperando la respuesta.

Le sonreí mientras comía otro pedazo de mi chocolate, su mirada se dirigió a mi como analizándome y luego tomó otro sorbo de su copa de vino y me miro ofreciéndome, reí un poco al negar, nunca antes había bebido y tampoco pienso hacerlo, el beber es un pecado, un vicio.

- No, gracias no bebo - le sonreí estirándole mi barra de chocolate, aunque no me gusta compartirlo, hay que se cortes.
- ¿Quieres?- Lo mire mientras esperaba su respuesta, realmente se veía una buena persona.

Me ofreció de su chocolate, que inocente chica, tuve que negarlo, no me gusta
el chocolate, su sabor es demasiado dulce y yo soy adicto a lo agridulce, no soy
de irme a los extremos.
Aunque tampoco estaba dispuesto a tomarla y tirarla a la mesa y hacerla mia
a la fuerza, ya estaba bastante sorprendido por lo que hacía Damien con las
mujeres que le gustaban cuando apenas las conocía, la mire un rato y le sonreí

-No deberías andar sola por aquí este castillo es muy grande. -Sonreí de lado mirando
mi copa con un brillo especial, no quería que la lujuria me volviese.

Reí un poco al darme su respuesta, mientras me iba
sentando me dijo que no debería andar sola
pues el castillo era muy grande, lo que el no sabe
es que llevo meses aquí y ya me lo eh aprendido de
memoria, junto a Scott nos gusta pasear.

- No te preocupes... mi hermano ya me ah dado esa charla- Lo miré.

Ahora observaba su copa de vino atentamente
¿será que no le eh caído bien?

- ¿No te molesta que este aquí?- Pregunte rápidamente.

Reí por su pregunta, no era tipica ya nadie se pregunta esas cosas
así que deje la copa en la mesa y me acerque a ella

-Para nada, siempre es bueno tener una dulce compañia. -Le tome un mechon de su cabello y lo bese, si su cabello tenia un sabor tan especial, me dejo los labios con su escencia femenina
mil ideas se pasaron por mi mentes, pero solo una me gusto para lograrla.
-A ti no te molesta que yo este junto a ti? -Dije jugando con el mechon de su cabello que tenía en mi mano, vaya chica, ya me estaba haciendo adicto a su aroma.

Sonreí alegre cuando me dijo que no era
una molestia para él, después de todo
mi última experiencia con un chico aquí fue
con Franco y no fue muy buena que digamos.
Tomó un mechón de mi cabello y lo acerco a su rostro
me sonrojé, es la primera vez que tenía a un
chico tan cerca que no fueran Scott o papá.

- No, eres muy agradable, eh...- Rayos no se su nombre.

Lo miré apenada por no haberlo preguntado
mucho antes.

- ¿Cómo te llamas? - Sonreí apenada mirándolo a los ojos.

Que linda se veía con las mejillas sonrojadas
y la mire me pregunto mi nombre, nunca le digo a las
mujeres mi nombre real, pero el me provocaba decirselo

-Soy Dante Lloyd, y tu hermosa? -Si definitivamente
era una mujer hermosa, me gustaria mucho tambien saber su edad
pero creo que es algo que no deberia preguntar, aunque senti fuertes
deseos de hacerlo
-Que edad tienes?

Dante... un lindo nombre, sonreí viendo aun algo sonrojada, Lloyd...
me sonaba de algún lugar, pero... ¿De donde? Tal vez de papá, era lo mas seguro.
Me dijo preciosa cuando pregunto mi nombre eh hizo que me sonrojara mucho más
vaya el chico este, realmente sabe hacer sonrojarme.

- Selinne Skyblood - dije sonriendo y luego me pregunto mi edad. Me sonroje un poco
más, realmente no era muy joven, aunque aparentase lo contrarió con mi apariencia.

- Tengo 616 años, pero aparento 17 - Sonreí ocultado mi nerviosismo, tal ves el sea
mucho más joven que yo...

Reí al ver sus mejillas sonrojadas, era divertido poner a una chica así
para otros demonios era un placer, para mi era simplemente divertido.

-Al menos recuerdas tu edad, yo ni siquiera se cuanto tengo...
Ya no estaba alegre, la verdad esa siempre fue una gran duda mia, que
maldita edad tenia, pero bueno que podía esperarse de un demonio
que nació y vivió todo por los pecados, ya nada bueno se podía esperar de mi.

-No tienes que estar nerviosa, para ser un ángel eres demasiado joven. -Sonreí
mirandola directo a los ojos, eran simplemente bellos, perfectos y únicos.
Esta vez me acerque mucho más a ella llegando a topar mi pecho con el suyo.

Estaba bastante serca de mi al punto de que nuestros pechos
chocaban el uno con el otro, le sonreí y solté una pequeña risita,
por lo que parece el en verdad piensa que soy un ángel completamente
lo miré divertida, a sus ojos azules.

- No soy un ángel completamente - Le dije riendo un poco.
- Mi madre es Vampiresa y mi padre es el arcángel Gabriel, soy híbrida -
Le especifique riéndome un poco de la situación.
-Pero por lo que yo veo tú ere un demonio... - Me atreví a asegurarlo
rápidamente.

Una hibrida, se podría pensar de ellos como bestia sumamente
peligrosas, pero ella no me provocaba ni siquiera un poco de miedo

-Si, soy solo un demonio, hijo de dos demonios, 100% demonio...
Sonreí de lado, me parecía mucho mas atractiva ahora, ella tenía sangre
de vampiro y la verdad no dudaría en ofrecerle mi sangre si estuviera
sedienta.

-Segura que no quieres vino?
El vino ya tenia esa gota fuerte de placer, de segura caería
Aunque mis deseos no eran de ese tipo, queria ganarla, deseaba que le gustara
no mi lado tipico, si no mas bien el lado que no le muestro a todas.

Sonreí, al menos tenía buen ojo para reconocerlos,
después de todo papá siempre me lo dijo, los demonios son así
y asa, aunque no entiendo como se enamoró de mi madre, ella
siendo una criatura "oscura", como lo es un Vampiro. Pero bueno
el amor es siempre algo misterioso, pero también muy bello.

- No gracias...- Volví a rechazar su ofrecimiento, no bebo, nunca lo
eh hecho y no comenzaré ahora, ese líquido no me provoca deseos de
beberlo, para nada.

- No bebo vino, ninguna clase de alcohol, soy mas bien infantil para mis gustos-
Confesé volviendo a comer de mi chocolate, su dulce sabor siempre
me permitía permanecer alegre.

Vaya quien puede entender a los ángeles, son todo un dilema
para mi, me gustaría al menos leer sus pensamientos, saber que
esta pensando sobre mi en este preciso momento, pero eso no lo puedo
hacer, los demonios estamos fuertemente alejados de los ángeles,
somos totalmente lo contrario, aunque creo que ella debe tener su
parte "mala" muy bien oculta, o quizás tiene algun familiar que haga
de su parte malvada.

-Bueno al menos tienes tus ideas claras, no te preocupes ya no te ofreceré mas
no me gusta insistir le tanto a las bellas doncellas. Sobre todo como eres tu...

Me sonrojé nuevamente en ese mismo momento, ¿Cómo podía hacer
que me sonrojara de esa manera tan rápido?, bueno, dice que cuando
una persona provoca que te sonrojes es porque comienza a gustarte
pero apenas lo conozco, son solo las cosas que dice, jamás me lo habían
dicho, después de todo en el cielo los chicos son muy diferentes, siempre
proclamando las buenas costumbres, este chico me deja algo anonadada.

- Pues sí, aunque hay cosas que no me gustan y no puedo evitar- Sonreí bajando
la mirada, no me gusta beber la sangre de cualquier ser viviente, es algo
muy cruel, aunque nunca los mato, pero, pero no es bueno, nos es para nada
bueno.

-así? -Esta vez ya no podía más, la lujuria salía por los poros de mi cuerpo
era inevitable, deseaba con pasión sentir los labios de aquella hermosa hibrida
tenía que morderme, sentir el placer de que beba de mi sangre, la sangre de los
demonios no es pura como la de los angeles, más bien es todo lo contrario
esta llena de fuertes pecados, pasión y cosas prohibidas, nunca alimente a un
ángel, pero realmente quería alimentarla a ella.

-Bebe de mi sangre - Le mostre mi cuello y la tenté con la mirada, eso era lo que mejor
hacíamos los demonios.

La sorpresa se apoderó de mi y quede estática, no, no podía, no era bueno,
no me alimentaría de él recién conociéndolo, solo, es algo, es realmente malo,
no lo haré, no le quitaré lo que es de él por un simple deseo egoista, no importa el
tiempo que llevo sin beber una gota de sangre de una persona, pero mi respiración
se agita, no puedo, no puedo hacerlo, no quiero convertirme en algo que
solo se guié por el hambre.

- No... no puedo, es... malo, no puedo hacerlo... - Lo miré a los ojos, realmente se veía
dispuesto, pero... pero no, es hacerle un daño y no me gusta dañar a nadie.

Corte mi cuello con mi uña y la mire a los ojos con intensidad sincera.

-Bebe, de nada debes preocuparte, si no te gusta, no te lo volveré a pedir...
Le tome la mano e hice que tocara mi cuello ensangrentado con ella, su ojos
sus labios y su mirada eran tan inocentes y deliciosas, era como beber el cielo
y por sobre todo quería verla en ataque, el ataque de un ángel inocente, deben
ser mordidas suaves y delicadas de una verdadera doncella, mire su mano
ya la había dejado llena de mi sangre, creo que era suficiente como para tentarla
mis deseos son muchos, pero este me nació y no se ira hasta que lo cumpla.

Observe mi mano ensangrentada y la sed comenzó a quemarme por dentro, como si no hubiera
bebido nada en años, siglos, sentí mis pupilas dilatarse y como mi labio inferior temblaba
no quería hacer algo malo con él, apenas lo conocía pero mi instinto me llamaba, sus ojos azules
me daban la confianza de una mordida.

- Perdóname...- Susurré acercándome a su cuello lentamente.

Tomé su rostro tratando de ser lo más delicada posible y llevé mi boca a su cuello, aspiré el
aroma de su sangre, era embriagador, combinado con su esencia masculina me volvía loca
lentamente y con cuidado fui hundiendo mis colmillos en su cuello y comenzando a beber su
sangre, era la primera vez que tomaba la sangre de un demonio y en verdad me extasió su
sabor único me embriago, era deliciosa, pero aun podía controlarme y beber con delicadeza
para no causarle dolor.

Ese dolor, el dolor de sus colmillos en mi cuellos es el placer mas grande que eh sentido
quizás suena masoquista, pero es mucho mejor que el sexo, esto es saber que ella disfruta
de mi con todo su gusto, me saborea, le gusta.
Después de sentirla un rato en mi cuello ese dolor se volvió una pasión sofocante en mi
la tome de la cintura y la tire con suavidad sobre la pared, levantandola un poco sin separarla de mi cuello, la verdad no deseaba que dejara de morderme, así que segui con lo mio
acariciaba su espalda mientras sentía como mi sangre corria por mi cuello.

-No te detengas... -Susurre en su oido

Me estremecí al sentir que me tomaba y me llevaba contra la pared, nunca antes había sentido
algo así, algo extraño que me quemaba por dentro y el sabor de su sangre me extasiaba aun
más, me pidió que no me detuviera y tampoco creo poder, es algo adictivo tener su cuello entre
mis dientes, sentí como un poco de sangre se escapaba por su cuello, no pude evitar dejar de
morderlo y lamer ese líquido rojo que escapaba por su cuello, volví a morderlo sintiendo ese
único sabor en mi garganta, sus manos en mi espalda y sus brazos rodeándome me llamaban
a seguir bebiendo su sangre.

Por favor, detengan el tiempo y dejenme disfrutar aquellos colmillos brutales
y esa lengua suave como la seda, que sensacion, excitaba todo mi cuerpo
lance un gemido al sentir como volvía a morderme, era tan pero tan excitante
toque mas su espalda con esa pasión en mi cuerpo, pero esta pasión por algun motivo
no era lujuriosa, no tenía deseos de destrozarla en una cama, tenía deseos de ser delicado
con ella, hacerla sentir verdadero placer, ese placer que solo da el amor, era yo?
el que pensó en amor, es mejor que lo olvide, el amor no existe, aunque se desee con fuerza.

-Me encanta que gustes de mi sangre... Bebela, disfrutala y toma mi vida, si así lo deseas...
Sonreí de lado, me encantaba, es la primera mujer que me hace algo a mi con mi consentimiento y nunca lo había disfrutado tanto como con Selinne.

Su sangre me llenaba por completo, pero no me saciaba, no parecía querer parar mientras
mordía paseaba mi lengua por donde su sangre escurría, era realmente adictivo, nunca pensé
que de verdad llegaría a disfrutar beber sangre, muchos menos que fuese la de un demonio,
algo me decía que debía parar pero no podía, no podía dejar de beberla, ese sabor agridulce
me abrumaba, no podía creer que existiese, comenzó a hablarme en susurro, lo oía atentamente
a pesar de estar completamente concentrada en ese elixir que me estaba regalando. No fue hasta
el momento en que dijo que tomara su vida si yo así lo deseaba que me separé
bruscamente de él, no, no podía, no le quitaría la vida.

- No quiero... no quiero quitarte la vida dante...- mi corazón latía con fuerza aun veía sangre
escurrir por su cuello, suponía que mis labios estaban rojos y mi boca temblaba por volver a
tener su cuello.

- Soy un monstruo...- Susurré mientras las lágrimas corrían por mi rostro.

Se separo de mi, me acerque a ella y limpie su boca, que inocente es, no se puede jugar con un alma tan dulce como la de ella, al terminar de limpiar su boca me lamí el dedo.

-Mi sangre no es buena...
La mire riendo, cuando a mi mente se vino la imagen mas perturbadora, era Damien si Damien con una mujer, igual a Selinne, con esa hermosa belleza, pero esta mujer no tenía la mirada de ángel que Selinne poseía, vi su muerte pasar por mis ojos, Damien había matado a esa mujer, quien sera?, por que la vi yo?

-Aaaah!
Grite con dolor, mi cabeza sentía una puntada con fuerza, mi corazón dejo de latir, mi vista se fue, solo escuche la risa de Damien, esa risa que conocía muy bien, caí arrodillado al suelo sudando, afirmando mi cabeza, de seguro explotaría en cualquier momento.