Otra misión... Otro encuentro

Vaya hace mucho no salia de mi castillo, es normal sentir cierta nostalgia
pero no es normal cuando se trata de este asqueroso Lago, desde pequeña vi
como caían los cadaveres a esta agua tan brillante y "pura", cualquiera
creería que es un hermoso lugar para nadar, pero apenas pones tus pies en esta
agua el hedor a cadaver no se ira de tu cuerpo en un buen tiempo.

-Bien aquí termina mi misión... -Deje en un carruaje con grandes bultos dentro
de sacos, imagino que es obvio, son los cuerpos de las victimas de mis alojados
que puedo hacerle, ellos deben alimentarse y yo debo preocuparme de que tengan
buena comida, no quiero que les pase nada malo, los quiero demasiado para eso.
Ahora todo queda en las manos de la Cazadora.
Me fui de aquel lugar.

Una vez más, el dinero faltaba para mi madre y el verla enferma no era satisfactorio para mi, ya cansada de las misiones de los cazadores, que eran bastante duras me tocaba algo mas "sencillo" Alisa, esa extraña jovencita que al pasearse por el pueblo todos miran como bruja, a pesar de ser muy bella, no se el por que de su odio a ella, no la creo mala persona ni tampoco buena pues los trabajos que me deja no son con exactitud faciles o comodos. Como siempre llegue al punto de encuentro, era el conocido Lago del Silencio bonito lugar, siempre me encanto con la belleza del agua, es tan brillante. Mire una carta en el carruaje, "Bota estos sacos al Lago, saludos de tu Reina la mas bella Alisa", siempre es tan egocentrica. tome algunos sacos y los tire no tenia idea de lo que tenian adentro hasta que al tomar el ultimo que era el mas pesado
me caí al lago, sentia algo blando en mis manos, y del saco salio el cadaver de un hombre grite con miedo, era horrible.

-Ayudaaaaaaaaaaa!!

Llevaba el cadáver de una de las chicas del burdel, como siempre no satisfacían por completo
mi sed, pero ¿Que podía hacer?, era lo único que bueno y fácil de tener en kilometros, estaba
serca del lago cuando escuche un grito pidiendo ayuda, lance el cadáver dejándolo caer en
medio del enorme lago, y entonces la vi, una chica de cabello negro, parecía ahogarse en ese
asqueroso lago, lleno de cadáveres, me acerque con cuidado y saqué mis alas, vaya que son horribles,
sobrevolé tomándola de una mano y llevándola a la orilla.

- Vaya que eres miedosa, son solo una cadáveres...- Guarde mi alas y en ese momento pude
sentir el olor a cadáver mojado y provenía de esta chica, pero que mala suerte que tiene.

- Hueles a cadáver mojado niña...- dije acercándome a ella y quitándome la chaqueta.
- Ponte esto, al menos estarás seca y el olor cambiará... un poco...- Creo que tal vez cambiara
pero es una chica, alguna esperanza tendré que darle a la pobre.

Mientras gritaba apareció un ángel, era tan bello y brillante, me recordó
a aquella poesía que escribí cuando pequeña "Vuela sobre mi Ángel Malvado"
pero al parecer este ángel no era malvado.
Me saco del agua, fue el episodio mas traumante de mi vida, no la verdad no
estoy exagerando. Mis manos me temblaban, es asqueroso sentir la blanda piel
de un cadaver en el agua, quería vomitar, pero la belleza de ese ángel me quito
las ganas de hacerlo, hasta que hablo "hueles a cadaver mojado niña"
NIÑA!?, ya soy grande, pero no es su culpa, no estaba dispuesta a peliar con la persona que me salvo.

-Lamento que mi olor no sea agradable, pero al caer a un lago de cadaveres, no creo que salga exactamente con olor a rosas... -Reí tapandome con su chaqueta

Reí cuando me demostró su astucia al contestarme y es cierto, un cadáver no huele
exactamente a rosas, ahora que podía verla bien, no parecía una criatura, mas bien tenía cara
de ser humana, pero, ¿Qué se yo? tal vez sea híbrida.

- Soy Scott Skyblood - me presenté, al menos tengo modales, es algo que mamá siempre me
obligo a sacar a relucir.

-¿Cual es tu nombre? - Pregunté mirándola a los ojos, vaya, lindos para ser de un color tan común
como es el color chocolate. Lo único malo es que no distinguía su olor natural por culpa
de los cadáveres que hay en el lago, pero imagino que debe ser muy femenina, a juzgar por lo
que lleva puesto y no es un trabajo muy glamoroso el que estaba haciendo.

Se reía que sonrisa tan bella, es como ver al sol brillar, hizo que mi corazón
latiera con mas velocidad, lo mire y sonreí al escuchar su nombre Scott Skyblood,
todo de el era hermoso, me siento patetica al pensar tan bien de una persona
que ni siquiera conosco, pero no puedo pensar mal de un ángel, ellos son puros
y buenos, me dio gusto conocerlo.

-Soy Dominique Phantom... -Toque mi muslo derecho como de costumbre, pero
no tenía mi revolver, eso era malo, era un regalo de mi lider y no podía perderlo.

-Mi revolver! -Le entrege su chaqueta y me lance al lago en busca de el, ya los cadaveres
no me importaban, era mi revolver, lo que mas cuidaba, pero la sangre y el blanco color
de los cuerpos no me permitian ver bien así que salí a la superficie un momento.

-Dios donde esta?! -Dije desesperada, moviendo algunos cadaveres con mis piernas.

Me sorprendió verla tirarse al agua asquerosa de nuevo por un revolver, debe ser algo de mucho
valor para ella, volví a sacar mis alas y la saque del agua otra vez, le lance mi chaqueta y me
sumergí en el agua corrí los cadáveres hasta llegar al fondo y encontré lo que ella tanto buscaba
salí del agua y me fui y me sacudí junto con mi alas, descendí mientras mis alas se iban
guardando y le entrega su revolver.

- ¿Es este verdad? - Le pregunte oliéndome, al parecer el olor no me afectaba en nada, sonreí por
eso y luego la volví a mirar esperando su respuesta.

De nuevo el ángel me salvo, pero me saco del agua mientras buscaba mi
amuleto, aunque nunca lo imagine, el entro al agua por mi y lo encontro, me sentí horriblemente mal, el no era el dueño de esa belleza y aun así la saco, era realmente
un buen ángel. Salio del agua y me mostro mi revolver preguntando que si ese era.

-Si ese Es! -Lo quite de sus manos con ancias, jamas me había separado de el, era mi
tesoro mas valicio, era el regalo de mis lideres, de mis salvadores, de mis cazadores
nocturnos, di vueltas con alegría, cuando iba a besar el revolver y me detuvo, por 2
motivos, 1 estaba hediondo y 2 seria humillante que el me viera.

-Gracias... -Sonreí con toda la alegría del mundo. -Realmente los ángeles son buenos como dicen los cuentos y fabulas. Eres un ángel muy amable...

Pero el no era mi ángel malvado, aquel que en mis sueños mordía mi cuello cuando pequeña, que hacía que la sangre corriera por mi cama, la bestia de mis pesadillas o deseos prohibidos. "ponme a dormir ángel malvado" Deseaba como loca verlo en mis sueños, tiene cierto parecido a mi ángel, sus alas negras, pero lamentablemente no lo es.

Sonreí al verla emocionada por su revolver, tal vez estoy en lo correcto y es importante para
ella tendrá que lavarlo bien, el hedor que desprende es horrible, da asco de solo olerlo, la sonrisa
se fue de mi rostro cuando escuche esa simple palabra salir de sus labios, me llamó "ángel", lo
que más odio en mi vida ella cree que lo soy completamente, claro, todo por desplegar mis alas
la miré seriamente, pero luego suavice mi expresión, ella no era la culpable de mi cruel
ascendencia.

- No soy un ángel...- Dije mirándola a los ojos.
- Bueno... no del todo, soy Híbrido, mi madre es una vampiresa y mi padre... pues, es el...
arcángel Gabriel...- dije entre diente algo enojado, el solo pronunciar su nombre provocaba
que me hirviera la sangre de rabia.

Mientras sonreía alegre tocando mi hediondo revolver ignoraba al chico, hasta que dijo que era híbrido, de mis manos se callo el revolver directo al suelo, el no era un ángel, no era un ser puro en su 100%, el miedo hizo que mi cuerpo se estremeciera, su madre vampiresa su padre el arcángel!, el ARCÁNGEL GABRIEL!, dios en cualquier momento me desmallaría, pero no podía dejar mi cuerpo desprotegido, él era mitad vampiro, el tiene alas negras, el es mi ángel malvado?... Ya era hora de volver a la realidad y dejar de pasarme peliculas falsas con el.

-Un híbrido, pense que esos solo eran con humanos... Cada día descubro algo nuevo.
Volví a recoger mi revolver y subí mi descuidado y feo vestido, guardándolo en mi muslo derecho.
El miedo me tenía con muchos nervios, mire el carruaje y camine hacía el.

-Me...mejor me voy, gracias de nuevo por tu ayuda, Scott

Cómo lo imaginé me tiene miedo... solo los ángeles pueden fraternizar con humanos... ¿No?
la miré alejarse y un impulso me obligo a tomarla de la muñeca y mirarla directamente a
sus ojos color chocolate, demostraban el miedo, realmente esta chica no sabe ocultar sus
emociones ante los demás. Y yo tampoco soy muy bueno en ocultar mi enfado.

- ¿Me tienes miedo Dominique? - Pregunte rápidamente, no entiendo por que, pero no quiero que ella me tema, quiero que este cerca de mi, la quiero conmigo.

Me sorprendí al sentir que me tomaba la muñeca, en ese momento mil ideas pasaron por mi mente, pero me alivio el ver que no pasarían, me miro directo a los ojos, estaba enojado, tenían una chispa de fuego, ese fuego que nace del enfado.
Me pregunto si le temía, no es que... No se como explicarlo.

-N-no, es solo que, mi mal aroma debe sofocarte, después de todos los vampiros tienen el mejor olfato de todos...
Por que soy pesima mintiendo?, el cuerpo me temblaba pero esta vez no era de miedo, era de frio, sentía tanto frio que simplemente deseaba estar en mi habitación, descansando.
Pero no era posible, me demoraría toda la noche en pasar las montañas, los lobos de seguro me atacarían, me intente soltar de su mano, pero al parecer tiene mucha fuerza.

La sentí tiritar bajo mi mano y al responderme no pude evitar enojarme más, ¿Enserio pensó
que me tragaría eso?, me metí a ese lago horrible y cree que me molesta su olor... o no señorita
no, ninguna chica me miente y se queda tan campante. Me acerque a ella y olí su cabello
realmente repulsivo, estaba empapada con esa agua putrefacta, pero percibí un leve olor a
rosas que provenía de su cuerpo, sonreí sin que me viera y me aleje de ella.

-No me gusta que me mientan Dominique...- Dije cerca de su oído y aspire fuertemente el aroma
de su cuello.

- Yo huelo una deliciosa esencia a rosas... ¿O me equivoco? - pregunte aun susurrando en su oído
haber si ahora le quedaban ganas de mentirme.

Se acerco a mi, no se cual era exactamente su intención, pero no sentí miedo, al contrario, solo volvían a mi mente esos sueños con mi ángel malvado, esos sueños que me vuelven una lujuriosa sin sentido, jamas me eh entregado a alguien, mi ángel me advirtió que yo solo le pertenecía a el, no puedo ser de ningun otro hombre.
Lo peor es que Scott noto que le mentí, bueno es obvio despues de todo.

-Lo siento... -Dijo que olía a rosas, para mi siempre es un ritual bañarme todas las noches con petalos de rosas en la tina, que verguenza, quizas siempre huelo así y no me doy cuenta, pense que el olor se pasaba cuando me secaba.
Pero el estaba mintiendo, era imposible que me oliera, despues de todo yo olia realmente a cadaver putrefacto.

-Te equivocas, huelo a cadaver...

Reí por su comentario, en verdad el olor a cadáver predominaba, pero había un sutil aroma a
rosas impregnado en ella, como si luchase por quedarse estampado allí en cuerpo, pegue mis
labios en su cuello y aspiré mas hondo el arome de su piel mi nariz ya se había acostumbrado
a la putrefacción de los cadáveres, ahora buscaba el aroma a rosas, y allí estaba, sin darse por
vencido queriendo permanecer en su cuerpo de por vida si era posible ello.

- Cómo tu dijiste, tenemos el mejor olfato... tú cuerpo desprende un sutil aroma a rosas...- Hablé
con mis labios aun pegamos a su cuello, delicioso esa la descripción perfecta para su aroma femenino, ese
aroma tan delicado, tal como una bellisima rosa.

Me estremecí al sentir sus labios en mi cuello, tenían una suavidad unica que me pareció maravillosa, al sentir como me hablaba el respirar era una total dificultad para mi, sentirlo tan cerca, tocando mi cuella era como mis deseos, pero aquí no podria ser, no podia cumplirlos con alguien que recien conosco.
Me separe con rapidez de el.

-Enserio debo irme, nos deberemos en otro momento... Si...si es que vive en el castillo Icebell...
Por que Alisa Icebell, era tan afortunada, su castillo lleno de bestias sexualmente perturbadoras, incluso las mujeres de ese lugar llegaban a perturbar el cuerpo de uno.
Ya era hora de que me fuera, mañana tenía que volver a este lugar, pero al castillo, como Alisa me pidio, nuevamente debía hacer el trabajo sucio, ir a sacar a los "vivos" del calabozo, ese si que era el peor lugar, espero que Alisa jamas mande a Scott hay.

-Fue un gusto conocerlo...

Sonreí al ver cuan nerviosa estaba, realmente quería reír, pero sabía que sería descortez con
ella, lastima que en verdad este con esquivandome, pareciera como si quisiera acercarse a mi
pero no puede, reí esta vez un poco cuando supuso que vivía en Icebell, le sonreí en ese momento
pasó una idea por mi cabeza.

- Si... vivo ahí - sonreí mirándola de pies a cabeza realmente tenía una bella figura, pero ese
vestido no dejaba apreciarla muy bien.

- ¿Tu donde vas? - pregunté casualmente, nunca había conocido a alguien que me hiciera
querer usar mis alas...

Se reía al mirarme, me encontrara una chica desordenada por no vestirme como una "damita" pues jamas eh sido una dama que se vista elegante, queria fruncir el ceño pero simplemente no podia, el me salvo y salvo mi tesoro, es una buena persona y no se merece mi cara enojada, reí por mi pensamiento, y el afirmo lo que pensaba, si vive con la Icebell, no me sorprende que la haya mordido o hayan tenido algun tipo de noche apasionada, despues de todo, con un hibrido así quien no pecaria... Yo?
Me reía locamente en mi mente mirandolo hasta que escuche su pregunta. Donde voy?, no podia decirle a mi hogar, el burdel... Tampoco que iba con mis amigos los cazadores, dios que mentira le podia decir que suene como verdad...

-Me voy a mi casa...
No era una mentira, así que estaba bien, no tenia carga en mi cabeza, ahora simplemente no me debia preguntar donde estaba mi casa.

Noté como pensaba demasiado que responderme para luego darme una respuesta demasiado corta, desplegué mis alas y la tomé de la cintura elevando kilómetros en el cielo, reí al verle
la cara, mientras comenzaba a sobrevolar el bosque dirigiéndome al pueblo.

- Te dejaré en el pueblo... será más rápido, no puedo dejar que una chica ande sola en el bosque,
es peligroso...- Le sonreí mientras hacía que mis alas batieran rápidamente en dirección al pueblo, tenía un cintura realmente delgada, ya sabía que la piel de su cuello es realmente
suave, pero no me imagino el resto de su cuerpo...

- ¿No te importa verdad? - Sonreí de lado, mientras miraba por donde iba exactamente.

Me tomo y volo. No se que tenía ese chico en la cabeza, pero no era bueno que me fuera a dejar al pueblo, me creera cualquier cosa cuando vea donde vivo, esto era realmente peligroso, tenía que pensar en una estrategia que funcionara para que el me dejara solo en el pueblo y nada más, era demasiado peligroso para mi que el sepa donde vivo... O quizás no.
Me sonroje al ver su sonrisa cuando me pregunto si me molestaba.
No le podía decir, si, me molesta mucho. Por que seria una mentira.

-Si solo me dejas en la plaza, claro que no abra problema.
Sonreí nerviosa, disfrutaba bastante el vuelo, pero tenía miedo que supiera donde vivia, no miedo a el, miedo a que se burle de mi, o me crea una, bueno una prostituta.

-Scott, pareciera molestarte ser ángel...
Dije sin saber por que, las palabras salieron de mi boca, es como si otra persona las hizo salir de mi. Me pregunto si le molestara la pregunta que le hice.

Reí al ver lo nerviosa que estaba, tal vez le temía a las alturas, ¿Quién sabe?, llevábamos sobre
volando el bosque desde hace unos quince minutos, ser mitad ángel es odioso, pero estás halas
aveces sirven, cómo ahora. Recordando dejé a Selinne sola en el castillo, pero debe estar bien,
después de todo casi nunca sale de la habitación si no estoy yo o no tiene a nadie con quien
hablar, prefiere quedarse dentro de la habitación, al menos no tengo de que preocuparme, el
collar de mamá me dirá cuando este en peligro.
Dominique volvió a llamar mi atención, me dijo que solo la dejase en la plaza, pues ok, me dirijo
para haya, el olor a cadáver estaba impregnado en mi camisa, era asqueroso, debía quitármela.
Dominique volvió a hablarme y está vez no pude evitar mostrarme con la cara de enfando que
pongo cada vez que me recuerdan lo que soy. Descendí al bosque nuevamente no aguantando
mas el olor de mi camisa.

- La verdad es que sí, me molesta...- La solté eh inmediatamente me saque la camisa y la lance
lejos.

-Mi padre es el ángel, bueno arcángel, es Gabriel y pues no tengo una muy buena relación
con él...- Volví a tomarla de la cintura y ah sacar mis alas. Realmente las eh ocupado
demasiado hoy.

Decendimos y al parecer estaba molesto, su rostro me lo mostraba, respondió esa pregunta que salió de mis labios y me dijo que le molestaba, lo imagine por algo su enfadada mirada cuando le dije ángel, o peor aun, se lo recorde.
Se quito la camisa, DIOS POR QUE ME TORTURAS DE ESTA FORMA!
Tenía en su pecho un tatuaje, era una cruz, vaya sorpresa y contradicción.
No le gusta ser ángel? y tiene una cruz, quien entiende a estas criaturas. Reí y el me dijo que su padre era el arcángel Gabriel, enserio ese ser fuerte y puro se acosto con una vampireza, aun no puedo asimilarlo.
Sentí como me volvía a tomar, y sacaba sus bellas alas.

-N-no es necesario, prefiero caminar... Le temo a las alturas!
Parece que hoy es mi dia de mentiras y la victima de ella es Scott, no me gusta mentirle, pero es inevitable cuando se trata de cuidarte, o mejor dicho, cuidar el poco de dignidad que me queda.

-Me... me soltarías por favor?
Intento soltarme de él, es demasiado fuerte, me tiene muy bien tomada de la cintura, esto se vuelve muy vergonzoso.

Me fije en como me miraba el pecho y sonreí de lado, claro, la cruz, quizás que creerá, tal vez que
soy algo bipolar, reí por mi propio pensamiento y ahí fue cuando me dijo que no había problema
que ella podía continuar sola, que le daban miedo las alturas, vaya que mala mentirosa que es.
Sonreí, si cree que en verdad puede mentirme está bien equivocada, se mejor que cualquiera
cuando me mienten, eleve el vuelo aunque ella me dijo que la soltará me divertiría un poco con
ella, veremos si ese miedo es real.

- Oh lo siento, ya despegue pero si quieres que te suelte...- La solté dejándola caer unos metros,
volé en picada y antes de que llegará a tocar el suelo la toma como si de una princesa se tratase
y volví a elevarme.

- Ese es un castigo por mentirme señorita...- Sonreí de lado y continué mi vuelo, al menos la
dejaré en pueblo.

No me soltó y lo peor es que volo, MALDITO!
me dijo algo que no entendí pero luego escuche muy bien "si quieres que te suelte" y sentí como caía, el aire en mi cabello, el miedo en todo mi cuerpo, pero antes de llegar al suelo una profunda y dolorosa puntada, vino a mi espalda, me dolía bastante, aunque no se que sera.
Me tomo en sus brazos nuevamente, esta loco cierto?, por que arriesgar mi vida de esa forma es algo bastante cruel de su parte y me moleste demasiado, pero el miedo que tenía era enorme, me aferre a su cuello tiritando de miedo, ni yo me entendía, no soy miedosa.
Me dijo que era un castigo, UN CASTIGO MALDITA SEA?!

-No vuelvas a hacerlo...
Dije sollozando, el susto era muy grande y aun me dolía la espalda.

-Perdoname... No debí mentirte
Escondí mi cabeza en su cuello, me sorprende que en el no haya quedado el asqueroso olor del lago, sin darme cuenta roce mis labios con su cuello, que sensacion tan buena, deseaba volver a hacerlo y lo hice, pase como unas 3 veces mis labios por su cuello, como si lo besara.

Me preocupé al verla llorar, tal vez me excedí un poco con mi "lección", cómo la llevaba como
princesa la abrasé.

- Lo siento... no lo volveré a hacer... - Sonreí limpiandole las lágrimas, ella me pidió perdón y
claro que no debió mentirme, soy bueno descubriendo cuando me mienten, mucho más a mi.

Se acomodó en mi cuello y sentí su calor recorrer desde mi cuello hasta mi pecho, no me
molestaba el olor a cadáver que desprendía, incluso así podía oler el fino aroma de las rosas en
su piel, sentí sus labios rozar mi cuello, provocando un estremecimiento involuntario, continuó
otras dos veces más, pensaría que me está besando el cuello, no, tal ves sean imaginaciones mías.