Relajo en mi suite.

Lo sentí lamer mi cuello y acariciar mi pecho, gemí y apreté mis piernas, realmente era un
experto, pero nunca pensé que sería tan rápido, sabré besar, pero nunca me había acostado con
un chico, nunca.
Sentí que habrían la puerta, o por dios, es Alisa, se acero corriendo y tomó un palo y comenzó
a golpearlo en la espalda, trate de quitárselo pero no me dejo, Ethan en cambió se lo quitó
fácilmente, lo llamó depravado sexual y no pude evitar reír, Alisa es demasiado severa.

- Alisa no e enfades... no hacíamos nada malo...- Y era cierto era algo normal.

Rompí el palo que arruino mi momento y mire a Alisa enojado.

-Te gusta arruinar los momentos placenteros por que a ti no te los dan, eh?
La mire desafiante y recibí una fuerte cachetada de regalo, esta chica es tan pero tan llevada a su idea, la tome los brazos para que dejara de golpearme mientras esquivaba sus patadas.

-No soy un depravado, no vuelvas a decirlo.
Si con ella era serio, realmente Antonella se había ganado al Ethan que no es serio o al menos intenta no serlo.

Maldito malcriado, que mierda se cree, después de querer violar a mi cachorrita me trata de mujer necesitada, ahora si que lo mato, le di una cachetada con fuerza, JA! vi mi mano marcada en su cara, pero se fue... Me dolía un monton, que mejillas mas duras.
Me encabrone y me puse a golpearlo, me tomo y evito mis golpes.

-Antonella como dejas que este imbecil te toque así, ustedes ni siquiera se conocen y ya se estan calentando en mi castillo!!!
Le grite enojada a Antonella

Me sentí mal, yo no le decía nada porque ella era mordida por cualquiera o porque entregaba su
alma a los demonios, sentí mis lágrimas resbalar por mis mejillas, Alisa nunca me grita...
nunca.

- ¡Yo no te digo nada cuando le entregas tu vida a todas esas bestias que te la pide, y cuando yo
encuentro a alguien que de verdad me empieza a gustar me lo reprochas, tu castillo sirve más
de prostíbulo que el burdel! - Grite enojada y me volví loba, corrí rápidamente, no entiendo por
que reaccioné así, nunca le eh recriminado nada a Alisa, pero no quiero, no quiero que sea así.

Mire sorprendido la reacción de Antonella, estaba mal y lo note cuando se volvió loba, era la cosa mas hermosa que existe en este mundo. Que pelaje tan blanco, como la mismisima nieve, mucho mas preciosa.
Solté a Alisa.

-Debes pensar las cosas antes de decirlas.
Me volví lobo y seguí a Antonella, me preocupaba su salud mental en estos momentos.

Al oír a Antonella, me dio una fuerte puntada en el corazón, mire con tristeza, cuando se volvió loba y se fue corriendo, Ethan me dijo algo y se convirtió también para seguirla.
El dolor que me provoca que la única persona verdaderamente leal a mi, se moleste o disguste me destruye por dentro.
Sentí como la sangre se me devolvía, vomitándola, rompiendo mi garganta, dolía, pero era mi castigo por tratar mal, al único, pero único ser en este mundo que jamas me a decepcionado.

-Duele... Mucho...
Me queje y caí arrodillada al suelo por el fuerte dolor.

Entre al salón Zafiro buscando a Antonella, necesitaba hablar con ella algo sobre Selinne, sentí
el olor a la Sangre de Alisa y me acerqué, se veía muy mal, había vomitado sangre, no parecía
tener alguna herida por fuera, lo que me extraña es que no esté aquí Antonella con ella.

- Alisa... ¿Estás bien? - Dije ayudándola y recostándola en el sillón, de verdad que se veía mal.

Miré por todo lados, ni rastro de Antonella, olí, había estado aquí hace poco, pero parece haberse
ido.

- ¿Qué fue lo que paso? - Pregunté limpiando su boca, en realidad me preocupaba.

Scott había llegado, desearía pedirle que me mate.

-Matame, no quiero vivir...
Estaba realmente dolida, mi corazón perdía la rapidez de sus palpitos, no podía hacer nada, si Antonella se molestaba conmigo, era como tener el mismisimo infierno sobre mi, me sentía mal, tan mal que deseaba morir.

-Me duele, hazlo antes de que...
Comencé a llorar sangre, cosa que jamas, JAMAS me había pasado, esto demostraba lo importante que era para mi Antonella y que si ella quisiera dañarme podría hacerlo fácilmente.
Lo mire con desesperación, necesitaba su ayuda.

-Muérdeme, quitame la sangre que sobra.

Miré a Alisa con una impresión enorme y corrí saqué mis alas, la abracé a mi y nos envolví con
ellas, si algo bueno de ser un ángel era que podía quitar el dolor de las personas, hice que Alisa
durmiera, de a poco su sangre se regeneraría y así tenía tiempo de encontrar a Antonella, ella
debe saber lo que hay que hacer en momentos cómo este, yo estoy completamente en blanco.
Salí del salón y lleve a Alisa por los pasillos hasta su habitación, la recosté en su cama y la
arropé, con las frazadas, le dí un beso en su frente y volví a sacar las alas, tenía que encontrar
a esa lobita cueste lo que cueste.