Ocultando un Secreto

Dominique había salido a dar una vuelta con su novio Scott, que chico tan lindo, me encanta que mi hija este con él, espero que la cuide y nunca la abandone. Nunca...
Entre a esta antigua iglesia, recuerdo haber venido muchas veces a confesarme, pedir perdón, suplicar que Dios tenga piedad de mi.
Aquí perdí mi fe hacía él. Cuando le pedí, que al menos él pudiera conocer a su hija, verla aunque sea unos segundos, por que no lo dejaste?, esta tan mal que él haya estado conmigo. Incluso cuando realmente me enamore de él.
Ya estaba cansada de llorar, pero no pude evitar hacerlo.
Aquellas lagrimas caían por mis ojos, camine hacía el altar y me arrodille.

-Dios que estas en los cielos, si alguna vez tuviste misericordia de mi, permitele a tu servidor conocer a su hija, se que no soy perfecta, se que jamas lo sere, pero si tan solo... Si tan solo dejaras a Dominique conocerlo, que pueda sentir el cariño de un padre, por favor, te lo suplico... Amen... -Aun caían lagrimas, yo arrodillada pedía perdon, ese perdon sincero, si pudiera desaparecer del mundo, para no sentir la carga que lleva mi corazón.
Pero quien la cuidaría, quien le daría consejos de madre...
Miguel si tan solo pudieras conocerla, estarías tan orgulloso, es tan hermosa, tan buena...

Me dirigí a la iglesia abandonada, cómo me gustaría poder verla, dicen los humanos que cuando
una iglesia está abandonada la vista de Dios nunca más se posa sobre ella, entre y sentí un olor
a rosas embriagante, ¿Ermine?, ella sigue viniendo aquí, cómo la extraño.

Me acerqué más adelante y la vi, su cabello rojizo se movía con la corriente de aire que entraba
por el gran ventanal roto, su fragancia a rosas envolvía el lugar por completo, no había
cambiado nada, era la misma, la perfección que hizo que mi corazón despertara sólo para
amarla a ella, solo a ella.

- Ermine...- Salió de mis labios su nombre, ella volteó había estado llorando, sentí cómo mi
corazón se estrujaba y no pude hacer más que correr y abrazarla. La calidez de su cuerpo me
hizo besar su frente con amor, al fin, después de diecisiete años podía volver a abrazarla.

Suplicar, es lo unico que puedo hacer para que Dios perdone mis pecados, pero...
El viento soplaba fuerte, esta iglesia ya no era visitada, después de la separación de Dios
con el pueblo.
Sentí la voz de él, decir mi nombre, me voltee y estaba el ahí, siempre tan radeante, lo mire sorprendida y corrio hacía mi y me abrazo. Correspondí con alegría, si esto era una ilusión, no quiero que se vaya.

-Eres... una ilusión? -Pregunte sintiendo sus labios en mi frente, tan calidos tan simplemente perfectos, como aquel entonces. -Si no lo eres... Besame!
Dije tocando su cabello, tan suave como siempre, creo que le pedi demasiado, Dios, no lo permitiría nuavemente.

Me pidió un beso, ¿Y cómo negarselo?, yo mismo lo deseaba desde que la dejé, hace ya diecisiete
años, sigue tan hermosa.
Aun la tenía abrazada y uní nuestros labios, esa calidez y suavidad única en ella, que me
llevaron a "pecar" cuando nos entregamos el uno al otro.

Pecar... estoy comenzando a creer que los pecados son demasiados y las virtudes muy pocas,
¿Por qué no puedo amar a una mujer siendo un Arcángel?, ¿Por qué tuve que recibir un castigo
por hacerle caso a mis sentimientos de amor?, Dios es egoísta, pero es mi padre. Y lo amo.

Aunque siento que amo mucho más a está mujer, que me lo ah dado todo y me da la clara
impresión de que me ah estado esperando...

Me beso y sentí como me inundaba ese amor, esa pasión, lo abrace con fuerza, quería
tenerlo junto a mi todo el tiempo posible, pero por un segundo sentí la fuerte presión
de saber que esto estaba mal y que a Dios no le gustaría. Me separe de él y mire hacía arriba, calle del techo unas tablas. Me moví rápidamente y Miguel me tomo y caí sobre él.
Mire las tablas con miedo.

-Miguel... Dios debe estar molesto... -Dije volviendo a la realidad, esto esta mal y ni siquiera, voy a poder decirle que tiene una hija mía, Dios debe odiarme.

Molesto, no, no lo sentía, esas tablas se cayeron naturalmente.

- Tranquila, los ojos de Dios nunca están aquí, solo los de los Arcángeles, Uriel y Rafael no dirán
nada Ermine... - Le dije sonriendo es verdad, no dirían nada, cómo los buenos hermanos que
son guardarían silencio por mi, aceptaré cualquier castigo cuando vuelva al cielo... si es que
vuelvo.

- Cuéntame tú vida, ¿Qué has hecho? - Le pregunté con entusiasmo, quería saber todo de ella
nuevamente, tantos años que se me había prohibido siquiera mirarla.

Sentí un escalofrío al oír su pregunta, contarle de mi. Lo mire y acaricie su rostro
no podía dejar de desearlo, sonara tonto, pero después de él, jamas hubo alguien en mi vida
Dominique me intento juntar muchas veces con hombres que le parecían buenas personas
pero yo simplemente me negaba, mi corazón y mi alma siempre estuvieron con Miguel.
Me acerque a él y choque nuestras frentes.

-Son 17 años sin verte, no sabes todo lo que te eh extrañado, tu mirada, tu cabello, no has cambiado nada, sigues tan hermoso y perfecto como te conocí. -Sonreí con alegría.
Podre decirle, o lo dejare para otro momento, no puedo seguir ocultando los muchos deseos
de que formemos una familia y seamos felices, pero ahora simplemente no estoy preparada
para confesar algo así.

-Que has hecho tu? -Le pregunte.

Evadió mi pregunta, ¿Porqué será?, tal vez me equivoqué y encontró a un hombre el cual se
caso con ella y le dio un hijo o dos.

- Eh estado cuidando y entrenando a los discípulos de cupido, el está muy ocupado regando amor
por el mundo - Reí un poco, la idea de que ella había formado una familia no se iba de mi cabeza
debía preguntarle.

- ¿Tienes hijos Ermine? - Pregunté con algo de dolor en mi voz, tal ves por eso es que evadió mi
pregunta, porque no quiere decirme que rehízo su vida con otro hombre, diecisiete años son
mucho tiempo para los humanos...

Por que, por que me pregunta eso, no tiene que... Suspire y me puse a llorar
fue inevitable, de mis ojos caían solas las lagrimas. Me separe de él.
Camine un poco tome mis manos y mire hacía el cielo, debo ser sincera, no me gustan
las mentiras y él a pesar de no estar conmigo, tiene que saber que es padre.
Le di la espalda y cerré mis ojos.

-Si... -Salio de mi boca la respuesta. -Tengo una bella hija... Se llama Dominique, tiene 17 años...
Volví a suspirar, no soy capaz de mirarlo a la cara, se que aquella ángel me había amenazado con que nunca le dijera a Miguel sobre que tenía una hija mía, pero no puedo mentirle, aunque tema a lo que puedan hacerle.

-Es muy hermosa, es toda una mujer, le gusta bañarse en rosas, como yo... Le gustan los niños, esta enamorada, le encanta mirar el cielo. -Me detuve, ya no podía decir mas, no era capaz. Aun le daba la espalda y seguía llorando.

Así que era eso, tiene una hija... Un momento, ¿Tiene diecisiete años?, Ermine estaba de
espaldas a mi, lloraba, esa chica... esa chica debe ser mi hija.

Me acerqué a ella y la abracé por la espalda, bese su mejilla reiteradas veces, despacio, ella aun
lloraba, no puedo creer todo lo que me eh perdido, pero... ¿Porqué Gabriel no me lo dijo?, el bajó
aquí hace nueve años, debió haberla visto, se lo pedí...

- Tenemos una hija... - Susurré en su oído al momento que yo también lloraba, no podía no
hacerlo, la alegría era mucha, escondí mi cabeza en su cuello, su aroma a rosas seguía ahí,
igual que la última vez que nos vimos.

Cuando me abrazo sentí la culpa de no haberlo dicho, pero no era mi culpa, cuando
me beso la mejilla recupere parte de mi vida, Miguel por que me dejaste tanto tiempo sola
por que no huiste, se que eso es pedirle mucho a un ángel.

-Si... Es hermosa -Segui llorando. -Es cariñosa... -Me tape la cara. -Y siempre a soñado con conocerte.
Ya no podía mas, tenía que demostrarle que no había estado con nadie después de él.
Me di vuelta y lo abrace del cuello. Lo mire a los ojos.

-Después de ti, no hubo nadie mas... En mi vida. -Bese sus labios, con esa pasión que me pedía a gritos salir, lo amo, lo deseo, lo quiero solo para mi.

Me volvió a besar y no me pude resistir y metí mi lengua en su boca, ese sabor tan exquisito
me lleno por completo, tantos años deseando volver a tener sus labios contra los míos, su cuerpo,
frágil apegado al mio, aunque hubiera tenido otro hombre, ella sería mía de cualquier forma, el
egoísmo de Dios también lo tienen sus hijos y aquí está el mió.

Nos separamos, porqué cómo todos, la necesidad de respirar también estaba en nuestros
pulmones, la miré con amor y besé su frente.

- Quiero conocerla... quiero conocer a mi hija Ermine... a nuestra niña - No podía ser más feliz,
si no fuera por esa estúpida guerra, podría ser plenamente feliz y aunque le duela a cualquiera
me volvería un ángel caído si es por ellas.

Metio su lengua y jugo con la mía como amo cuando hace eso.
Si puedo estar con él así para siempre, feliz lo haría.
Después de aquel beso lleno de pasión nos separamos para respirar
me dijo que quería conocer a nuestra hija, claro Dominique estara
muy feliz de conocer a su padre al fin, ya me imagino su feliz
expresión en el rostro, correra a los brazos de su padre y así
seremos felices por siempre.

-Si amor! -Creo ser sucia, pero lo único que quiero es besarlo,
lo quiero para mi, solo para mi, volví a besarlo, se que debe
tener este beso algun pecado, como la lujuria, por que realmente
no me quiero separar de él. Lo tome de la nuca y le hice imposible
que nos separemos.

Scott me había invitado a salir, pero yo estaba preocupada por mamá
así que le dije que fueramos al burdel para que estemos con ella.
Cuando llegamos me dijeron que salio. QUE TIENE EN LA CABEZA!
esa mujer tiene un cuerpo debíl, como se le ocurre querer salir, que
quiere que un hombre la tome y le haga algo malo, ella es tan torpe
cualquiera puede abusar de ella con facilidad, esto de nuestros roles
paresco mas mamá yo que ella.
Mire a Scott y salí corriendo, si algo se de ella, son sus lugares favoritos
él debe estar enojado por que lo deje botado, pero mi mamá siempre esta
primero.
Así salí del pueblo y me fui al cementerio, no estaba, entonces el unico
lugar que quedaba era la iglesia abandonada, corrí y saque mi revolver.
Entre y ella estaba ahí, besandose con un tipo. JA! jamas entregare a mi madre
tan facilmente. Dispare hacía el cielo y grite.

-SUELTA A MI MADRE DEPRAVADO! -Vi como mamá me miraba sorprendida, que torpe
es su cara cuando me mira así. -TE DIJE QUE LA SUELTES!
Aun la tenía tomada de la cintura, que ni se crea que le dejare facil el hecho
de que este así con mi mamá.

Me separé de Ermine cuando sentí el disparo y vi a un chica de cabello negro, realmente una
bella chia, me ordenó que soltará a su madre, con qué esta es mi pequeña hija... no debería estar
con un arma, no es apropiado para una señorita delicada.

- No soy un depravado... Soy tu padre - dije y ella me miró raro, detrás de ella aparecieron unas
alas negras, era Scott.

- Scott, sobrino, tanto tiempo...- Le sonreí y el me miró impresionado, luego se fijo en Ermine y
sonrió.

Dominique salió corriendo antes de que pudiera decirle que fuéramos volando, sería más rápido,
suspiré mientras la seguía, perdí su vista mientras corría a la iglesia abandonada, sentí el
disparo de su revolver y bajé en picada, dijo algo cómo "suelta a mi madre depravado" o algo
así, me puse tras ella y me quede impresionado por unos segundo, mi tío Miguel, el arcángel
que tenía prohibido bajar a la tierra estaba ahí, muy abrazado con la madre de mi novia,
entonces lo recordé, Dominique es híbrida aunque ella no lo sepa... vaya que sucio soy, le quité
la virginidad a mi propia prima.

- Hola tío Miguel...- Le dije y Dominique me miró impresionada, suspiré, tendríamos mucho que
contar.

eh?, creo no entender, Dominique estaba como una fiera en celos, me preocupa
y su novio estaba tras ella, miro a Miguel y le dijo hola tío, no me digas que mi
hija esta teniendo una relación incestuosa con su primo.

-Si hija, el es tu padre... Y al parecer eres novia de tu primo... -Reí nerviosa, la mirada
de Dominique me asustaba, pero que puedo hacer, la verdad va siempre por delante
creo que las cosas nunca salen como las pienso. Pero debo estar tranquila
Ahora es cuando ella corre a los brazos de su padre y llora de alegria.

Que mi padre?!, que mi primo?!... QUEEEEE?!!
No puede ser, ese abusar de mi madre es mi que?!... No puede ser!

-Scott, ese depravado es tu tío?! -Luego mire a mamá que afirmo el hecho de que era mi papá
ja!, no pude evitar reirme, pero me reía con locura, tantos malditos años soñando con conocerlo y aparece ahora, dedicándose a besuquearse con mi madre, a no, esa no se la perdono!
Camine hacía él y le di una fuerte patada en el estomago.

-COMO PUDISTE DEJAR A MI MADRE SOLA TANTO TIEMPO!! -Grite y las lagrimas caían por mi rostro, es un egoista, un idiota que se perdió la oportunidad de estar con ella.

-Y AHORA TE CREES QUE PUEDE LLEGAR Y QUEDÁRTELA, NI LO SUEÑES!! -Iba a darle una cachetada pero mi madre me detuvo, no lo entiendo, él la hizo llorar todas las noches, él provoco que tubiera esta enfermedad, por que lo perdona.
Caí al suelo sintiendo un fuerte dolor en mi espalda.

Dominique me patio el estómago, no importa, es mi hija y está enojada.

Ermine la detuvo, no quiero que ella se meta, Dominique tiene todo el derecho de golpearme, soy
un padre horrible.

- Ermine déjala desquitarse, es verdad todo lo que dice...- Estaba tirado en el piso, miré a Scott
que se acercaba rápidamente a Dominique y la tomaba del brazo, alejándola de mi y de Ermine,
estaba serio, es tan parecido a su padre, aunque a él no le guste, es la viva imagen de Gabriel.

Tomé a Dominique del brazo y la alejé de sus padre, vaya, que loco, soy el novio de mi propia
prima. Me miró enojada, iba a volver a gritar pero puse un dedo en su boca.

- Él es el arcángel Miguel, segundo hermano de la hermandad de los arcángeles... el único que
ah recibido los azotes de Dios, el único que se ah enamorado y recibido un castigo que ah durado
una semana entera, él único que tiene el cuerpo marcado por los rayos de Dios... él único al que
se le prohibió bajar a la tierra, él único al que no se le dijo que tenía una hija por el egoísmo del
mismo Dios que todo el mundo alaba por su bondad...- Dije mirándola con seriedad,Dominique
no lo conoce, no tiene derecho a juzgar.

- No lo conoces Dominique, no lo juzgues si tu madre no lo hace... no conoces el los azotes que le
dieron y que soporto... - Suspiré y besé su frente.

- Antes de juzgar... escucha lo que tus padres tienen que decirte... trata de relajarte y no
exaltarte tan rápido...- Hable despacio, cualquier persona mataría por un padre cómo
Miguel y a mi... a mi me tocó el consentido de cielo, el que no sabe lo que es sufrir.

Me sorprendió la reacción de Scott, no me gusta que toquen a mi hija, pero ella debe
entender, lamento que juzgue tan rapido a Miguel, por que siempre lo que deseo no se cumple
también lloraba, pero era por que veía a mi hija mal, ella no lo tomo como lo imagine
esta molesta y muy dolida.

-Dominique... Hija perdoname... -Le dije mirandola con arrepentimiento, me miro con odio
y sentí como un fuerte dolor en mi pecho me recorría, ahora entiendo, debí habérselo dicho hace muchisimo tiempo, ahora me odia, o esta muy mal. Lo lamento.

-Se que debí decírtelo, pero tenía miedo, entiéndeme por favor...

Las cosas que dijo Scott no las procese, no me importaba, no me interesaba.
Él pudo sufrir, pero que ahí de mi, yo soñé mil veces con conocer a mi padre y ahora esta mujer lo tenía para él y ni siquiera fue a contármelo. Los odio, los odio a los dos.
Me solté de golpe de Scott y lo mire enojada.

-DÉJAME! -Los mire a ambos, mamá lloraba, como es capaz de hacerse la victima, patética, se ve, me mintió, todos esos años suplicándole que me de una señal de mi padre y que, mi padre es un ángel, el mismisimo arcángel Miguel, por que, no me lo dijiste.

-Gozaste de verme sufrir, de los PUTOS maltratos que me dieron mis compañeros de clases, "Jaja la niña sin padre", "mírenla es la llorona", yo lo sufrí, ninguno de ustedes tiene idea de ese sentimiento, si lo hubiera sabido, pude haberles gritado en la cara que si tenía padre, pero que podía decir, MI MADRE ES UNA PROSTITUTA, DEBE HABER SIDO UN CLIENTE! -Lloraba, con rabia, mucha rabia.

-Pero siempre la respete y jamas dije algo así, me quede callada, escuchándolos, sus burlas, todo lo ignore, pensando que mi madre no sabía quien era mi padre, pero no!, mi padre es un ángel, un angelito de Dios, aaah~ tengo que tener compasión por que es una criatura divina y de gracia. QUE GRACIA?! al menos pudiste dudar el hecho de mi existencia, si te acostaste con ella.
Cerré mis ojos y salí de la iglesia.

- Scott cuida a Ermine un momento...- Dije y salí corriendo tras ella.

Rayos que corre rápido y aun estoy sin aire por esa patada que me dio, si que tiene fuerza mi
niña, saqué mis alas, y volé la tomé de su pequeña cintura y la abracé con fuerza, tratando de
transmitirle todo el cariño que siento por ella y su madre, que lo lamento, que me siento lo peor
de este mundo por haberlas dejado, nunca pensé que ella había quedado embarazada y nadie
nunca me lo dijo. Ni siquiera mi propio hermano.

- Escúchame por favor...- Dije mientras las lagrimas salían de mis ojos, tenerla abrazada me
llenaba de paz y amor.

Mientras salía sentí como me tomaba de la cintura y me abrazaba elevandome, como detesto que haga eso Scott, al menos deberían avisarme.
Me pidió que lo escuchara, sus brazos me daban tanta calidez, me sentí realmente mal, lo había tratado con todo mi odio, quizás realmente merecía que me trataran mal de pequeña.
Sentí sus lagrimas tocar mi espalda. Y me sorprendí, bajo a mi lo que se llamaba paz, sus lagrimas me daban paz, me calmaron, quitaron de mi el odio que sentía. Como lamento haberte gritado mamá, jamas lo había hecho.

-Lo lamento... Perdona mi impulso... Yo solo, me sentí mal por que... Siempre soñé con tenerte a mi lado. -Me di vuelta y lo abrace, me abrace de su cuello, me sentí tan protegida, tan inocente, también lloraba, pero mis lagrimas eran de felicidad. -Te eh amado siempre papá, siempre... siempre...
No podía dejar de llorar, abrí los ojos y vi sus 6 alas, me sorprendí de lo hermosas que eran sus plumas.

Se dio vuelta y me abrazó, sonreí con paz mientras mis lagrimas seguían cayendo, mi hija, mi
niña, mi pequeña bebé, cómo me gustaría tenerla pequeña, que sea mi bebé, verla crecer, haber
podido protegerla.

Bajé lentamente y me senté en una enorme roca, ella estaba sentada en mi regazo, besé su
frente y suspiré.

- Te contaré cómo conocí a tú madre...- Dije y comencé a contarle todo, absolutamente todo, ella
tenía derecho de saber el por qué yo no había vuelto con ellas - Así recibí los rayos de Dios contra
mis espalda, uno tras otro, durante mucho tiempo, una semana en la tierra...- Dije y ella
lloraba, la abracé con fuerza.

- Lamento no haber podido estar para tú madre y para ti, lamento no haber podido protegerte...
mi hija, mi pequeña...- Lo siento, en verdad lo siento.